jueves, 22 de septiembre de 2011

Drogas psicodélicas, una ventana a la mente?



Una ventana a la mente
Susan Blackmore





Las drogas psicodélicas proveen una de las mejores evidencias de que la mente está en el cerebro; que nuestros pensamientos, creencias y percepciones son resultado de la química. Tome usted una droga, específicamente algún alucinógeno, y muy probablemente su más íntimo “yo” resultará transformado. Esto significa que estas drogas pueden ser temibles, y que deben ser consumidas con gran cuidado y respeto para que potencialmente nos puedan revelar algunos de los secretos más ocultos de nuestra conciencia.

Hace un siglo, mucho antes de la prohibición, las bases de una ciencia de la intoxicación estaban siendo establecidas, y el psicólogo estadounidense William James, experimentó con el Óxido de Nitrógeno, un anestésico conocido como el “gas de la risa”. Nuestra conciencia normal racional, nos dice, es solo un tipo especial de conciencia, mientras que alrededor a ella se encuentran formas de conciencia completamente diferentes, siempre disponibles si se aplica el estímulo adecuado.

Otros experimentos describieron meticulosamente los efectos de inhalar éter, cloroformo o marihuana, y las extrañas distorsiones en el tiempo, la percepción y el sentido del humor que éstos producen. Más curiosamente, también describen cambios en las creencias e incluso en las filosofías. Por ejemplo, el Óxido de Nitrógeno tenía la curiosa habilidad de cambiar a los científicos materialistas al idealismo. Su descubridor, Sir Humphry Davy, valerosamente tomó él mismo la droga en un experimento en 1799 y concluyó diciendo “Nada existe, sólo los pensamientos”. Otros hicieron observaciones similares y encontraron sus ideas profundamente modificadas tras un pequeño encuentro con “otros estados de conciencia”.

Esto nos lleva a la muy curiosa pregunta de si lo que James llamó “nuestra conciencia normal racional” es necesariamente la mejor forma de comprender el mundo. Después de todo, si nuestras ideas sobre el mundo pueden cambiar tan dramáticamente con la ayuda de una simple molécula como el Óxido de Nitrógeno; ¿cómo podemos estar seguros de que nuestra química cerebral normal es la más adecuada para hacer ciencia y filosofía? ¿Y qué tal si la evolución hubiera tomado un camino ligeramente diferente y hubiéramos terminado con una química cerebral menos inclinada a hacernos creer en dios y en la vida después de la muerte?, ¿O qué tal si la química actual del cerebro evolucionó para ayudarnos a sobrevivir y a reproducirnos con el costo de darnos falsas creencias sobre el mundo? Si esto es así, es posible que las drogas alteradoras de la conciencia nos den, de hecho, mejor y no peor entendimiento del que tenemos en nuestro llamado “estado normal”.

Tomen como ejemplo la experiencia habitual de “disolver nuestro yo”, o de “volverse uno con el universo”. Esto puede sonar como mística sinsentido, pero de hecho, encaja mucho mejor con el entendimiento científico del mundo que con nuestra visión dualista tradicional. La mayoría de nosotros se siente, la mayoría del tiempo, como si fuera una especie de “yo separado” habitando en un cuerpo como si chofer de automóvil se tratara. Hablamos de “mi cuerpo” e incluso de “mi cerebro” como si el “yo” fuese algo separado. A través de la historia, muchas personas han creído en un alma o espíritu que pueden abandonar el cuerpo e incluso sobrevivir a la muerte de éste. La ciencia, sin embargo, ha sabido por mucho tiempo que esto no puede ser así.

No hay un “observador” dentro de nuestro cerebro que tiene nuestras experiencias, y no hay espacio en él donde quepa un “yo interior” para controlarlo. Sólo está un cerebro hecho exactamente de lo mismo que el mundo a su alrededor. En otras palabras, realmente somos uno con el universo.

Esto significa que el sentido psicodélico puede ser, de hecho, más cierto que la visión dualista ordinaria. Así que, aunque nuestro estado normal es mejor para sobrevivir y reproducirnos, no siempre ha de ser el mejor para entender quienes y qué somos.

Quizás hasta podríamos tener ciencias llevadas a cabo en alguno de éstos estados intoxicados. Esto es justo lo que el psicólogo Charles Tart sugirió en 1972 en la prestigiosa revista Science. Él relacionó diferentes estados de la conciencia con diferentes paradigmas científicos y propuso la creación de “ciencias de estados específicos”; ciencias nuevas que serían realizadas por científicos trabajando en estados alterados y comunicando sus hallazgos a otros en esos estados. Estas nuevas ciencias podrían tener solo aplicaciones limitadas, pero da en el blanco en que nuestro estado normal, constreñido como es por la particular química evolutiva que le tocó, podría no ser la única forma de entender el universo.

Desde el trabajo pionero de Tart acerca de los estados alterados, la mayoría de las drogas psicodélicas han sido prohibidas y las investigaciones en este aspecto obstaculizadas. Mientra las culturas que han usado estas drogas por milenios, las han tratado con respeto y las controlan con rituales elaborados; nuestra cultura les deja su control a los criminales e intenta negar sus asombrosas capacidades en la conciencia. Quizás un día, cuando la prohibición sea finalmente abandonada, los científicos podrán una vez más retomar la promesa ofrecida por estas pequeñas sustancias químicas que nos pueden decir mucho de nosotros y de lo que somos.


Publicado en New Scientist, 13 de Noviembre del 2004, p 36
From "A window to the mind"

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